Muchas veces estamos al borde del camino.
Al borde de decidir, de cambiar, de animarnos.
Y nos quedamos mudos.

Hoy leí algo que me pegó:
Un tipo al borde del camino gritó lo que quería.

Lo gritó con fe, con fuerza, con valentía. Y no una sola vez…

Insistió.

Y la vida se frenó para escucharlo.

Me quedó esta idea:
Las oportunidades no siempre vienen solas.
A veces vienen cuando vos levantás la voz.

Si estás al borde…
decí lo que querés.
Pedilo.
No te quedes mirando cómo pasa todo sin vos.

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