Escritos

En esta sección, encontrarás una variedad de géneros y estilos, tambien desde poesía que acaricia el alma hasta cuentos que despiertan la imaginación. Ademas cada palabra está cuidadosamente seleccionada para transmitir una emoción, contar una historia o capturar un momento fugaz en el tiempo.

ESCRITOS

Federico Meyer

Escritos - Blog personal. Este es mi blog, donde comparto diferentes frases, reflexiones, escritos, y mucho contenido que me interesa compartir con la comunidad.

NO TE VÍ

Cuantas veces no te ví,
Cuando bailabas al caminar,
No estudié tus pasos desafiando al azar,
No escuché tus palabras esperando una frase.
No percibí tus pistas buscando las señales,
Cuantas veces no te ví, mirándote.

Me pregunto cuántas veces no coincidimos,
Cuantas veces no, fue nuestro destino.
Cuantas largas horas nos buscamos,
Cuantas largas horas nos tuvimos,
Sin saber quién era quien en su camino.

Cuantas veces indagué en tus gestos,
Examiné tus ojos, estudié tu cara.
Cuantas veces descansé en tu mirada,
besé tu perfume, inhale tu aire de pasada.

Me pregunto por última vez,
Cuanto sumaran los minutos,
De mis manos en tu falda,
De tus manos en mi espalda,
de mis sueños por tu alma.

FM

QUITARSE EL TRAJE

Mi nombre es Iñaki y la historia que les voy a contar tiene que ver con una conversación que tuve hace unos años con un amigo mayor que yo. Se llama Julito, tiene el pelo gris, los ojos grandes y celestes, la boca siempre abierta y dispuesta a regalar una sonrisa al mínimo contacto; su risa es como una trampa para lauchas, digo a veces, y otras pienso que quizás sea un mecanismo de defensa.
Julito es activo, emprendedor, imprevisible. Siempre admiré su capacidad de hacer trabajos diferentes y desconocidos, creo que le encanta bailar con la incertidumbre.
Aquella vez me dijo:
-Voy a armar una empresa como contratista rural.
Lo interrumpí para preguntar qué hace un contratista rural, cuáles son sus tareas, la verdad que yo no lo tenía claro.
-Bien, te cuento –dijo Julito recobrando importancia. Cómo sabrás, en varias provincias de nuestro país hay campos con muy buenas tierras, humedad, buen clima, en fin, con condiciones inmejorables para la agricultura. El trabajo del contratista consiste en dar servicios a los productores, ya sea sembrar, fumigar, cosechar, etc., con la gran ventaja de optimizar el tiempo al poseer máquinas acordes a las exigencias. ¿Sabías que la mayoría de los campesinos no las tienen o carecen del tiempo necesario para sembrar o trillar la cosecha? Ahí es donde entro yo.
-Mirá qué bueno lo que me contás, Julito -respondí-, debe ser una inversión grande, porque esas máquinas salen una fortuna.
-¡Sí, me juego la vida con esto! -reconoció, palmeándome la espalda como para darme la tranquilidad que necesitaba él.
Tras unos segundos, pregunté si de verdad le gustaba ese oficio, a lo que contestó, casi interrumpiéndome:
-Vos grabáte esto, Iñaki: en la vida tenés que ponerte el traje constantemente, y no hay un traje, sino varios y te los pones y te los sacas según las circunstancias.
Me quedó la frase dando vueltas en la cabeza por mucho tiempo y si había sido un consejo, la verdad fue que me llegó. Tenía lógica, en gran medida es muy cierto. ¿Cuántas veces nos ponemos un traje diferente?
Por ejemplo, desde el momento en que despertamos sin ganas de arrancar la mañana, cuando no queremos hablar con nadie, o ir a ese trabajo que odiamos, o escuchar las quejas de un cliente, o al estar con una persona que no queremos. ¡Cuántas veces nos ponemos el traje de padre, hijo, hermano, novio, empleado, dueño, amigo! Y los días transcurren, nuestras tareas, obligaciones y relaciones varían, y nosotros seguimos y seguimos cambiando trajes a medida, uno para cada ocasión.
Volví a ver a Julito dos años después de aquel consejo sobre los trajes y me contó que su emprendimiento no había prosperado, había vendido las máquinas tras una gran sequía que azotó al campo.
-Es un laburo al que tenés que dedicar mucho tiempo y que te debe apasionar, sino te volvés loco -confesó.
Seguimos hablando, riéndonos de alguna anécdota, pero era claro que el traje de contratista no le cabía más.
¿Y vos, que trajes pensás dejar de usar?
FM

MIEDO A LEVANTAR LA MANO

Hace unos días me encontré con una amiga de la infancia, de la escuela, del club…Si, podría decirse de toda la vida. Nos conocemos desde los 4 años. Sofía era deportista de alma, me parece verla con sus pantalones azules de tres tiras blancas al costado, participando en todas las actividades o deportes que se le presentaran. Siempre fue súper aplicada, inteligente y muy estudiosa. Me acuerdo de su fanatismo por el folklore, tocaba la guitarra y cantaba revoleando un poncho, imitando a su ídola, La Sole.
Cuando cursábamos séptimo grado ella estaba enamorada de un amigo mío. No me olvido más de una noche de campamento en donde él, desde su carpa, le recitaba un poema citando las estrellas y ella lo escuchaba dulcemente desde la carpa de al lado.
Ahora Sofía es profe de educación física, se casó, aunque no con su recitador de poemas. Tiene 3 hermosos hijos. No sé si seguirá cantando y revoleando el poncho…
Cuestión que hablamos un rato y me contó una anécdota de la escuela primaria que nunca había escuchado.
Resulta que estábamos en cuarto grado y nos daba clases una maestra tía de Sofía.
Me acuerdo patente de ella, era una mujer rubía de pelo corto, pronunciaba las s como si fueran zetas. Nos tenía mucha paciencia, me caía muy bien. “Mi tía tenía terror cada vez que vos levantabas la mano en el curso-me confesó Sofi. Dice que le hacías preguntas que no tenía ni idea qué responderte, vos le preguntabas cosas que ni ella sabía”.
Sinceramente no me acuerdo qué clase de preguntas le hacía a la maestra, seguramente eran relacionadas a la geografía, a los países, a sus capitales, a los nombres de los mares que tanto me gustaban y que mi papá me enseñaba.
Mi amiga siguió para la caja del super y yo me quede deambulando,
caminando entre las góndolas, pensando en esa anécdota, hubo algo que me hizo ruido, que me quedó zumbando en algún escondite de mi interior.
Qué clase de preguntas le hago ahora a las personas con las que hablo, ya sea en mi familia, con mi pareja, a mis amigos, a mis hijos, a los chicos del trabajo…qué clase de preguntas hago ahora con unos cuantos años más? Me atrevo a hacer esas preguntas sinceras, poniendo toda mi atención y mi interés
con quién esté hablando?
como seguramente las hacía en quinto grado?
Te gusta lo que estás haciendo?
Cómo están tus cosas, tu vida, Cómo estas vos?
Te puedo ayudar en algo?
Cuáles son tus sueños?
Cuáles son tus miedos?
Preguntas cómo esas me vinieron a la mente mientras agarraba un paquete de yerba y lo ponía en el changuito sin saber si era eso una de las cosas que tenía que comprar.
Y en seguida pensé en otra cosa… me hago esas preguntas a mí mismo?
Sofía me contó esa anécdota al pasar, de “casualidad” diría más de uno.
Pero reconozco que esa simple historia me llevó a meditar sobre aquellas cosas que vamos archivando cómo en un cajón de madera y que con el tiempo le ponemos cada vez más adornos, y de repente ya no tenemos ni ganas de sacarlos porque abrir ese baúl significa que se nos va a desordenar todo, es más, ya “ni nos acordamos” de lo que ahí fuimos guardando.
Y pasa el tiempo y no abrimos nunca ese cajón. No nos permitimos abrirlo, no queremos que entren rayos de luz a iluminar el interior...
Y esa caja se se va tapando de polvo y resulta que un día “perdimos” la llave, y la tapa ya se puso durísima y el cajón super pesado , y las colecciones de historias y de recuerdos y de sueños siguen esperando allí adentro con la esperanza infinita de ser descubiertas y rescatadas del olvido.
Yo seguí caminando el super, al paquete de yerba le sumé el rollo de servilletas…
Abramos nuestros cajones escondidos. Gracias amiga por mostrarme el camino.
FM

LAVANDO AUTOS

LAVAR AUTOS
¿En qué se parece escribir y lavar autos? Aparentemente en nada. Sin embargo, hace unos quince años yo no escribía, lavaba autos en la estación de servicios de mi viejo…Era un laburo simple, sin nada extraño o sofisticado. ¿Quién no ha lavado un auto alguna vez? Me parece que lo puede hacer casi cualquier persona que ponga un poquito de ganas. En esos días, lo primero que hacía al llegar a mi empleo era preguntar cuántos autos había para lavar y, dependiendo de eso, sabía si pasaría la tarde en el lavadero o en la playa de cemento, despachando combustible. Cuando había mucho para hacer, nos repartíamos los autos con mis hermanos y un chico que ayudaba, organizando según el orden de los pedidos, autos de diversos tamaños, además de camionetas y camiones. Era un lavado artesanal, solo una manguera que soltaba un chorro a presión, un balde con agua, detergente concentrado y una rejilla para enjuagar la chapa. Cada vehículo implicaba un tiempo de lavado diferente.

Lo más complicado era lavar las camionetas de la EPE que nos llevaban después de las tormentas, cubiertas de barro tras andar por campos y caminos anegados, reparando los postes de luz caídos: nos llevaban el doble de tiempo y terminábamos todos mojados, secándola de noche y protestando porque parecía que no se secaban nunca. Es que una cosa es lavar y otra es secar. Siempre me gustó más lavar, ver cómo va cayendo el barro con la fuerza del agua, cómo aparece el color limpio de la chapa; lo que más me gustaba era ese contacto con el agua, sin la necesidad de ser tan detallista cómo a la hora de secar los vidrios, por ejemplo.
Conocí todo tipo de vehículos y de propietarios y una vez me vi lavando un auto en el que habían dejado un caniche que ladraba y saltaba sobre los asientos, asustado y furioso: era una guerra, cuando pasaba la rejilla al parabrisas, el caniche saltaba más alto y ladraba más fuerte.

De los clientes recibíamos todo tipo de consejos, sugerencias y recomendaciones para tratar mejor a sus coches. ¡Hay gente que ama sus autos! También los había que se conformaban con tener el auto limpio solo por fuera, para que se viera lindo y la gente no fuera a pensar que era una persona sucia. Otros priorizaban que se limpiara a fondo el interior, sin que importase el resto. Cierta vez, un cliente pasó a retirar su vehículo, una camioneta 4 x 4. Era de esa gente que siempre anda apurada, que piensa que su tiempo es mucho más valioso que el del resto y que, para colmo, lleva el pedido a última hora, cuando estábamos cansados y a punto de irnos a almorzar. Una tarde, cuando pasó a retirar su hermosa camioneta, descubrió que en una de las alfombras había quedado una pequeña manchita, imperceptible, casi; enfurecido, rojo de ira, tomó la alfombra con ambas manos, la quitó de un tirón y la arrojó al suelo, sin privarse de maldecir. A mí me pareció que no era para tanto, pero bueno muchas veces reaccionamos de determinada manera para sacarnos algunas manchas propias. Cuestion que en un minuto resolvimos el bochorno, quitando la maldita suciedad con un trapo.

Yo pasaba largas horas lavando, reflexionando, haciendo ese trabajo algo mecánico y solitario. Realmente me ayudaba a pensar en que no debería estar ahí, sino viajando o estudiando lejos de las puertas de una Ranger, de los guardabarros de un Peugeot o del capot de un Ford ka. No veía futuro allí. ¿Qué podía sacar en limpio entre cepillos, agua y detergente? Pero, tal como ocurre con todas las experiencias de la vida, con el tiempo uno las mira con otros ojos: lavar autos, al fin y al cabo, es también quitar el barro de uno mismo, pulir algunas asperezas.
Ahora, escribiendo estas memorias en un hostal de Valencia, lo miro en retrospectiva y pienso que algo lindo debía esconderse en el oficio de lavador de autos.

TRABAJA DE LO QUE TE GUSTA

Trabajá de lo que te gusta. Cuantas veces te lo dijeron?
Cuantas veces lo leíste, cuantas veces lo escuchaste…?
Trabajá de lo que te gusta y no vas a trabajar nunca en tu vida.
Trabajá de lo que te gusta y te va a ir bien, vas a tener éxito, probablemente vas a ser rico y seguramente muy feliz.
En el ranking de las frases célebres, de las usadas hasta el cansancio, estoy seguro que estas deben estar entre las primeras. Es una verdad indiscutible, casi universal, hoy más que nunca, es algo así cómo un nuevo mandamiento podría decir, y le estaría pegando en el palo.
La verdad que escribir o agregar algo más sobre estas palabras archi populares y transmitidas por millones de personas no tendría mucho sentido, es cómo algo muy lógico que ni siquiera dá para entrar un poquito en discusión. Eso está clarísimo.
Ahora bien, lo que sí me genera necesidad es hablar sobre el otro mundo, sobre la anti frase, lo no aconsejable, lo que no tendríamos que hacer, lo anti feliz. Trabajar de lo que no te gusta.
Que hacemos con esto? A quién no le pasa?
Cómo encaramos esta situación?
Sirve para algo, o realmente estas desperdiciando tu vida?
Se puede ser feliz trabajando de oficinista cuando por tus venas corre el arte, o laburar en el supermercado cuando te morís por cantar, o estás en la facultad y en lo único que pensas es en subirte a un avión, recorrer rutas, ciudades, montañas y mares?
Es un tema complicadísimo, imagino que a cada persona le pega y le pesa de manera diferente. Mucho tendrá que ver el tipo de trabajo que tengas, que tan alejado de tus intereses esté, cuánto dinero te paguén por estar haciendo lo que no te gusta… la familia, el país, la gente, la distancia, el jefe, el sueldo, tu viejo, la herencia, el miedo, la incertidumbre, el mercado, la inestabilidad, la jubilación, el futuro, los hijos, la casa, el auto, la nafta, el médico , la cuota del colegio…y podríamos escribir miles de ejemplos más.
Es ahí cuando le buscamos un sentido a lo que realizamos, eligiendo lo que hacemos, aún sabiendo que no nos gusta. Le ponemos el pecho, nos hacemos cargo, nos decimos a nosotros mismos, mirá, ya sé que este laburo no es lo que soñé desde chiquito ni mucho menos, pero decidí hacerlo igual, sacarle el jugo, exprimirlo lo máximo que pueda, aprender, buscar la motivación necesaria para dar lo mejor de mí en este momento de mi vida.
Deberíamos tener unas frases motivacionales con este tipo de situaciones. “Mi trabajo es una porquería, pero le pongo huevos.“
Después se verá. A mí me sirvió muchísimo. Y me sirve, sigo usando esa frase en varias ocasiones, debo admitirlo. De los trabajos que tuve, jamás hice uno netamente por gusto o vocación. No. El por qué, todos tenemos nuestros motivos, miedos y excusas. Tengo las mías, claramente. Pero no importa, es otra historia que también voy a escribir algún día, si tengo las hagallas para contarlo.
A lo que quiero llegar es que podemos sacar cosas muy buenas de algo que aparentemente no lo es, o que no lo debería ser. Y me gustaría escuchar y conocer historias de personas que han logrado resultados grosísimos haciendo justamente los que no les gustaba, lo que no les apasionaba.
Creo que es un tema que nos incumbe a la gran mayoría.
Es muy real y tiene una gran importancia en nuestra sociedad. Cómo procesas tu trabajo que no te gusta, porqué lo haces? En qué cosas pensas? En quienes? Son preguntas simples, de situaciones cotidianas, que salvo a un puñado de iluminados e iluminadas, nos pasa y nos va a pasar a todos en algún momento de la vida.
FM

ESA TRAMPA LLAMADA COMODIDAD

En una conversación que tuve con un amigo y que me contó que quería dejar el trabajo adonde estaba, pero que no lo hacía porque, por un lado, se sentía cómodo, que hacía mucho tiempo que estaba, que dentro de todo le pagaban bien, que conocía de taquito el negocio, en fin… a raíz de eso me puse a pensar sobre la comodidad… Creo que la mayoría buscamos la comodidad. Eso es cierto, alguno más, algunos menos, como todo. Ahora, no es paradójico que en la comodidad haya una trampa?, que sea un pozo ciego fácil de caer y muy difícil de eso me puse a pensar sobre la comodidad. Qué es la comodidad? Es un arma de doble filo? Sí y un arma peligrosa, una navaja que si no la sabes usar, te corta, te hace daño.No sé bien como definir la comodidad; una vida sin esfuerzos, sin riesgos, sin desafíos? La comodidad es solo querer estar tranquilo? Cómo sería el tema? Por qué por ejemplo, mi amigo, yo, o vos, o quien sea, da lo mismo, estás en un trabajo que hace años conocés el techo, sabés perfectamente que no te permite avanzar, crecer, desafiarte, también aplica para una relación o cualquier situación que la estés pasando mal y que sabes que sí podes cambiar, pero por “comodidad” no lo haces.. Vuelvo a decir que no se bien cómo es esto de la comodidad, pero si intuyo que demasiada comodidad es dañina, nos hace vivir de una manera vacía, pobre, sin sentido.Ojo, cómo todas las cosas, es fácil decirlo, pero está bueno para tenerlo en cuenta, a lo mejor nos sirve para dar el pasito que estamos necesitando.

Escibiendo el sueño de anoche

Se disipa lentamente la niebla que cubre el campo. Aparecen los primeros rayos con su luz dorada. Aparentemente no hay nubes hoy, las hojas de los árboles tampoco dan señales de que el viento esté presente. Anoche soñé, vívida y claramente. Escapaba con mis amigos de una ciudad en guerra. Nos subimos a un pequeño avión que tenía un cohete en cada ala. No estábamos dentro del avión, sino montados sobre él, como si fuéramos jinetes sobre una bestia alada. Nos agarramos con fuerza mientras el avión nos elevaba por la inmensidad del cielo, escapando de las bombas y el fuego que arrasaban la ciudad. Después de unos minutos, le pregunté a mi amigo si estaba triste por haber dejado la ciudad. Sorprendido, me respondió: "¡Estoy feliz por seguir vivo!" La nave aterrizó en un laberinto gigante y allí nos dejó. Comenzamos a caminar y correr, buscando una salida, pero se nos hacía muy difícil encontrarla. Pasamos de una habitación a otra, de un pasillo sin salida a otro, sin éxito. Después de muchos intentos, nos encontramos en una sala donde sonaba música clásica. Cansados, nos sentamos a escucharla. De repente, una voz nos dijo: "Si logran descubrir el título de esta obra, una puerta se abrirá y ustedes obtendrán la salida de este laberinto". Estaba desconcertado, incapaz de entender la obra. Mi mente se nublaba con la fatiga y la desesperación. Fue entonces cuando un amigo, al que había ignorado hasta ese momento, pronunció con firmeza: "Agradecidos por existir".

PREGUNTAS EN LA CANCHA

Quiero escribir acerca de lo que sucede en el interior de las personas, en mí interior y en el tuyo. Me seduce fuertemente pensar y saber que pasa dentro tuyo, adonde no cuentan las apariencias, adonde no hay capas ni mentiras ni simulaciones… Quiero escuchar esa voz interna, esa voz única y diferente que te habla a vos y me habla a mí. Quiero apagar todas las otras voces, todos los otros gritos, todos los otros murmullos que nos aturden y nos pierden y nos ensordecen cómo si estuviésemos en un estadio de futbol repletos de hinchas gritando y saltando salvajemente. Quiero estar en esa cancha, en ese estadio, pero con la tribuna vacía, y yo en el medio del círculo, ahí en el punto de inicio donde estuvo el Diego, Messi, Emi sala, yo mismo cuando jugaba en San Martin. Quiero que en la tribuna sólo haya una sola voz, una sola persona a la cu{al escuchar y quiero que esa voz se dirija hacia mí, que me hable con total sinceridad, con absoluta franqueza y ternura y que me diga qué es lo que vé en mí, qué necesito transformar, mejorar, cambiar, incluso que debería dejar y que podría tomar… Quiero que en el medio de la cancha, en ese círculo pintado de blanco, esa voz me llegue nítida y clara al corazón y a la mente. Voy a escuchar esa voz, estoy seguro que sí. Qué crees que esa voz te diría? Creo que me preguntaría: estás viviendo la vida que quieres? Realmente estás dando lo mejor de vos en cada cosa que haces? Sos la versión más auténtica y genuina de vos mismo/misma? Estás siendo lo que soñaste? -Estás vertiendo tu esencia pura, tu ser m{as verdadero , en cada uno de tus actos? Recordá que la vida es un juego de decisiones y momentos que suceden. Cada paso que das, cada elección que haces, muchas veces define el sendero que recorres. No tengas miedo a la incertidumbre, abrázala! Es ahí, en esos vacíos donde se encuentran las mejores oportunidades, dónde la vida te sorprende y te llena de regalos. Recordá que la auténtica grandeza no se mide por victorias visibles, sino por la integridad con la que vives tu verdad… Así que pregúntate, aquí y ahora: Estas dispuesto/dispuesta a dar lo mejor de vos a cada instante, sin reservas? La grandeza reside en el valor de ser verdaderamente TÚ

Agregar comentario: